Computadora con un cuaderno encima.

En las últimas semanas hemos vivido un cambio abrupto que nos interpela, nos confronta y nos exige re pensarnos permanentemente en una cotidianidad nueva. Hasta hace unos días estábamos llevando a cabo nuestras vidas activamente, “yendo y viniendo“, “corriendo” para cumplir con las actividades cotidianas.

Ahora estamos todos en casa, durante varias horas juntos, con otras preocupaciones, reinventando la manera de realizar las tareas, tratando de adaptarnos a este nuevo contexto. Esto hace que nos tengamos que adaptar a otras modalidades, nuevas herramientas y nuevas tecnologías.

Al mismo tiempo que “cerramos las puertas” de nuestra casa, extremamos las medidas de higiene, cambiamos nuestras costumbres, adaptamos nuestro saludo, etc., se suspendieron las clases por tiempo indefinido. No se puede asistir a las aulas, ni jugar en los recreos, ni conversar con los docentes. Frente a esta situación muchas escuelas tomaron la iniciativa de reinventarse y comenzar a brindar sus clases desde diversas plataformas digitales.

La suspensión de las clases, llevó a todo el sistema educativo a re pensar sus estrategias de enseñanza, los docentes se encuentran ante el desafío de adaptar las clases para que sean a distancia, considerando las complicaciones propias del aislamiento social. Por lo tanto la tarea escolar también se ha convertido en protagonista de esta nueva realidad que nos toca vivir.

Re pensar estas estrategias implicó en parte hacer algunos movimientos en relación a herramientas que eran destinadas a otros usos; un ejemplo es el caso del uso de la plataforma web. En condiciones habituales la misma era un espacio pensado como complementario a las propuestas de aula; un espacio de repaso, un espacio para retomar temas trabajados en clase, en síntesis un complemento. La realidad hace que hoy sea la vía privilegiada de comunicación, y quizá la única posible.

Muchas familias comenzaron a recibir actividades por las plataformas web, experimentando grandes dificultades para compaginar su trabajo y las tareas escolares de los hijos. Esta situación también es difícil para los docentes, circunstancias a las que nunca se habían enfrentado antes. Por lo que conlleva un gran esfuerzo para todos.

Lo que nos gustaría transmitir es la idea de que la educación es una de las actividades más importantes para el desarrollo integral de las personas. Pensamos que hoy lo importante es ofrecer continuidad en relación al vínculo con el docente, vínculo que, por la etapa del año en la que nos encontramos había comenzado recientemente. De este modo se​ busca que, ​el niño sienta que a pesar de los grandes cambios en el entorno, el colegio sigue estando presente, acompañándolos y conteniéndolos no solo desde lo académico, sino también desde lo afectivo. El vínculo docente-alumno no debe quedar en suspenso, y entendemos que esa debe ser la prioridad hoy.

No es posible replicar lo que sucede en el aula a través de una pantalla. La “magia” del aula ofrece la presencia, la mirada, la escucha del otro; es decir el encuentro. No hay tecnología que sustituya la maravilla de lo que sucede en ese encuentro presencial.

Es muy necesario para los niños que el colegio siga presente, aunque sea de una manera diferente, intentando dar cierta continuidad a las actividades que ellos venían realizando. Entendemos que el uso de la plataforma no sustituye el encuentro humano presencial, pero también entendemos que dada la situación actual lo importante a priorizar es la continuidad en el vínculo familia-institución, maestra-niño/a.

Que el colegio siga presente, es una forma de colaborar, en mantener una cierta rutina, tan importante en este momento. No es conveniente que el niño tenga muchas horas de ocio, ya que los desorganiza y los pone irritables. Así como también es fundamental mantener rutinas en lo que se refiere al sueño, a la alimentación, al juego y a las actividades físicas.

Nos parece importante destacar que los padres no tienen por qué “transformarse” en maestros, pero sí continuar cumpliendo el rol de padres. Desde ese rol colaborar, por ejemplo, en ayudar al niño a encontrar el momento y el lugar para hacer la tarea, orientarlos en la búsqueda de respuestas, promover la autonomía en el niño dejando que resuelva las tareas por sí solo. Es importante no sobre exigir al niño ni al adulto referente.

En tiempos de ​incertidumbre quizá los adultos podamos también mostrarnos inciertos, tolerando que no siempre “sabemos” todo, no siempre tenemos certezas. Y que hay veces en las que tenemos que tolerar convivir con ellas. Este lado humano permite también habilitar en los niños el error e incluso la incertidumbre de no saber, o de que quizá haya cosas que tengamos que tolerar esperar o postergar por un tiempo.

Es interesante también pensar en el uso de la plataforma como un espacio nuevo, nos parece importante estimular a que pueda ser un espacio ligado también al disfrute. En general los niños les gusta el universo digital por múltiples y diversas razones, de explorarlo e investigarlo con autonomía.​ ​Sabemos que estamos ante una generación muy activa en relación a sus procesos de aprendizaje, que se apropian​ ​de los espacios interactivos que ofrecen las propuestas digitales. Entendemos que es importante para todos confiar en que por más que no “cumplan” con todas las actividades, estarán aprendiendo tanto con una canción, con un link, con un ejercicio, como con la experiencia en sí.

Apostamos a confiar en las posibilidades del niño de aprender a otro tiempo y desde otro lugar pero con la tranquilidad de que el colegio y sus referentes siguen allí. Hoy más que nunca es válido “aprender a aprender”. Vivamos este momento de crisis como una oportunidad.

Lic. Soledad Bellora, Psicóloga Primaria y
Lic. Agustina Ginés, Psicóloga de Inicial