El 19 de junio de 1764 nació José Artigas, hace 256 años. Hoy lo recordamos por sus conceptos de independencia, de república, de soberanía, por su defensa inquebrantable de los derechos individuales, que fueron creciendo con él desde muy temprana edad: su educación y su lectura de la realidad consolidaron su visión de libertad y autonomía.

El conocimiento del campo oriental, de su gente, de sus ríos, de cada uno de los rincones de este suelo, hicieron de un joven un hombre con pensamiento claro y profundo.

Sus ideas y su experiencia lo fueron transformando y no dudó un instante en abandonar el cuerpo de Blandengues y presentarse en Buenos Aires, donde se comprometió a llevar “el estandarte de la revolución hasta las puertas de la ciudadela”.
Un líder que por sus ideas renunció a una vida corriente y se dispuso a entregar su vida, si fuera necesario, por la justicia y la libertad de su tierra.

Artigas es la esencia de nuestro suelo, de nuestra libertad, él junto a su sencillo ejército de la campaña, dejaron más que una huella, dejaron la base para lo que es hoy nuestra república. Él logró sembrar en el corazón de nuestros orientales la fuerza que nos identifica, con su defensa inquebrantable de la libertad, de los derechos, de la democracia y la justicia social. Aspectos que forman parte de nuestra identidad.

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